Putin enfatizó su apoyo a Irán en el contexto de la creciente tensión en la región, manifestando que los ataques no solo son injustificados, sino que también pueden desestabilizar aún más el ya complicado panorama geopolítico. Durante el encuentro, el líder ruso expresó su preocupación por las repercusiones que estos actos podrían tener en la seguridad regional y mundial.


Además, Putin y Araqchí discutieron la importancia de mantener un diálogo directo y constructivo entre las naciones, destacando que la cooperación en diversas áreas, incluida la defensa y la economía, es fundamental para enfrentar las amenazas externas. Araqchí, por su parte, agradeció a Rusia por su apoyo y expresó la necesidad de una respuesta conjunta ante las agresiones extranjeras.


La reunión en el Kremlin se produjo en un momento crítico, ya que las tensiones entre Irán y sus adversarios han aumentado significativamente, lo que podría llevar a un conflicto más amplio si no se manejan adecuadamente. El presidente ruso, al condenar los ataques, también reiteró el llamado a un enfoque diplomático que favorezca la estabilidad en el Medio Oriente, sugiriendo que el diálogo y la negociación son las mejores herramientas para resolver diferencias y evitar escaladas de violencia. 


Rusia ha mantenido una postura de apoyo hacia Irán, especialmente en lo que respecta al acuerdo nuclear y ha criticado las políticas de sanciones impuestas por Estados Unidos y sus aliados. La relación entre Moscú y Teherán ha sido particularmente importante en las últimas décadas, con ambos países colaborando en varios frentes, incluyendo el conflicto en Siria. 


Este encuentro podría interpretarse como un intento de reforzar la alianza entre Rusia e Irán y de enviar un mensaje claro a los actores que intentan socavar la soberanía de naciones en la región. La colaboración entre ambos países podría tener implicaciones significativas para el equilibrio de poder en el Medio Oriente y en otros conflictos globales.